Nadie alcanza la meta con un solo intento,
Ni perfecciona la vida
con una sola rectificación,
Ni alcanza la altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber
pisado en falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar muchos sabores
Enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra
Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones,
Ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad
Ni llega al puerto sin remar muchas veces...
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas,
Ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigo su ideal sin haber pensando muchas veces
que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad
hasta que esta pasa por su lado y la deja ir...
Nadie debe vivir sin cambiar y ver cosas nuevas,
Experimentar otras sensaciones,
Y tener la capacidad de corregir sus errores.
Nadie puede intercambiar un apretón de manos con el puño cerrado
Una lagrima en el momento justo, un silencio, todos nos servimos de esas armas cuando queremos lograr nuestro objetivo.
Somos los directores de nuestra puesta en escena. Tragedia, comedia de enredos, policial, el género que haga falta, el show que se necesite para poder avanzar.
Podemos actuar con verdad y convicción, un amor, un odio, una pasión, lo único que importa es que haya otro que nos mire, porque es a ese a quien le dedicamos el show. Mentira, verdad ¿importa? Si un nene hace un berrinche para reclamar nuestro cariño ¿importa que ese berrinche sea un show? Cada cual hace su juego, todos hacemos el papel de nosotros mismos, todos actuamos.
El que seduce actúa, el que abandona actúa, el que pide, el que da, el que suplica, el que se enoja, todos actúan. Todos hacen la escena, hacen el show.
El tema no es si está bien o está mal hacer el show, sino cual es el show más creíble.
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